sábado, 8 de noviembre de 2008

BIB AZAHAR 14

DADO MI TIMÓN

Dado mi timón a tu capricho,
soy juguete de tu rumbo,
sobre un sensual oleaje de parpadeos,
en una singladura rítmica
por dos mares febriles.

Entre las tablas de mi quilla se filtra
la felicidad salpicada de corales,
salobres en mi boca tus espumas,
sedientos de reflujos mis tiburones,
ávidos de morderte los arrecifes.

Tus humedades, tus vientos,
mi pánico a la sepultura
en la galerna de tus anhelos,
agotado de fuerzas torturadas
en un bogar contra tu corriente,
por un deseo de llevar a tierra
mi orgullo de curtido marinero,
tan poca cosa mi honor
en tus abismales lujurias,
en esas tibiezas que me exprimen
hasta los alientos de la cuna,
sobre tu piel,
un infierno de pliegues húmedos,
olor a salitre y algas,
beso y escupo mis diablos.

Quiero llenar todas tus bordas con mis garfios,
saciar la locura de mis cañones contra tus puertos,
marcar a fuego las aves marinas de mi memoria
con el hierro candente de tus suavidades,
beberte entera en el cáliz de mis manos.

Rendirte,
en fin,
sirena de dos mares
que me miran.
***
Pedro Pruneda. Santander

jueves, 5 de junio de 2008

BIB AZAHAR 13

Otoño

Otoño de septiembre en el Sardinero,
y sin embargo ni pudor,
el cielo a mediodía ronronea un azul impoluto
de gato mimoso negociando con los transeúntes
una caricia de vestimentas ligeras y coloristas
que aprovechan los últimos paseos del año
antes de caer en el letargo
de los armarios de invierno.
El aire viste un traje de luz
y desnuda los árboles de sombras
que quedan tendidas en las calles
con esa pose de sensualidad que sólo sabe adoptar la ropa olvidada
por los enamorados.
Es Domingo. Los coches pasean naturistas
sus mejores brillos,
los que entre semana guardan bajo el polvo de las carreteras,
y se saludan al cruzarse con hondos y suaves gemidos de motor.
Frente al hotel,
cada una en un erecto mástil,
varias banderas ondean perezosas una lujuria natural,
instintiva,
propia de la ropa íntima de los Estados,
tal vez, nostálgicas de esas románticas épocas
en que sus amantes luchaban por ellas en las guerras.
Es momento ideal para liberar la piel de los tejidos que la cercan
y entregarla a la ensoñación simbólica
de unas manos andaluzas
que dibujen con delicadeza
los paisajes del Reino del Deseo.
***